En Naranjas Marisa cultivamos con respeto, recogemos en su punto y ofrecemos con honestidad.
Abril llega con energía, con luz nueva, con ganas de cambiarlo todo. La primavera ya ha hecho su entrada, y en los campos se nota: la tierra se ha despertado del letargo invernal y empieza a entregar lo mejor de sí. Es el mes en que las frutas y verduras estallan en color, sabor y frescura.
En Naranjas Marisa vivimos esta temporada con los cinco sentidos.
Abril no solo marca un cambio de estación, marca también un cambio en la despensa natural: nuevos sabores llegan, otros se despiden, y en el equilibrio de lo que da la tierra encontramos nuestra forma de hacer las cosas.
Una huerta que se renueva
En abril, la huerta se transforma. Las raíces que han resistido el invierno dejan paso a hojas verdes, tallos tiernos y frutos que empiezan a formarse con timidez. Es una época de transición, sí, pero también de abundancia para quien sabe mirar.
Las acelgas se recogen en su mejor momento, con pencas gruesas y hojas carnosas. Las espinacas, aún tiernas, son pura frescura, ideales para platos ligeros, para ensaladas que saben a campo. Las alcachofas, reinas del invierno, siguen presentes, pero sus días están contados: es el momento de disfrutarlas antes de que el calor las despida hasta el próximo año.
Aparecen con fuerza las habas tiernas, pequeñas joyas verdes que solo pueden disfrutarse durante unas semanas. Comerlas crudas, recién peladas, es un privilegio que solo la primavera concede. También llegan los guisantes frescos, dulces, crujientes. Cocinados apenas unos minutos, conservan toda su intensidad.
Y cómo no hablar del calabacín y el pepino, que empiezan a coger fuerza y anunciar lo que vendrá en mayo: platos más frescos, más ligeros, más acordes con el sol que ya empieza a calentar de verdad.
Colores en la frutería
Si la huerta se llena de verde, la frutería se pinta de tonos brillantes. Abril es el mes en que algunas frutas nos dicen adiós, y otras empiezan a saludar tímidamente.
Las últimas naranjas tardías aún nos acompañan, junto con las mandarinas de variedades de recolección más larga. Pero ya no son las protagonistas. En su lugar, empieza a abrirse paso la fresa, dulce, jugosa, recién cortada. De producción cercana, sin haber pasado por cámaras ni viajes largos.
También es tiempo de nísperos, esa fruta pequeña, anaranjada y delicada. De carne suave y sabor ligeramente ácido, es una de las grandes sorpresas del mes. Su temporada es tan breve como intensa: quien los prueba, repite.
Y si prestamos atención, veremos que los primeros albaricoques asoman ya en los mercados. Aún no están en su apogeo, pero empiezan a mostrarnos lo que traerá mayo: dulzor, jugosidad y aroma de verano.
Comer de temporada: una forma de vivir
Abril es el ejemplo perfecto de por qué comer de temporada no es solo una moda, sino una filosofía. Significa respetar los ritmos de la naturaleza, consumir productos en su mejor momento y, sobre todo, disfrutar más de lo que comemos.
Una acelga de abril no sabe igual que una de diciembre. Un guisante recién desgranado no tiene nada que ver con uno congelado. Una fresa cultivada cerca de casa, recogida en su punto justo de madurez, no necesita azúcar añadido ni tratamientos postcosecha. Comer de temporada es volver a lo esencial.
En Naranjas Marisa trabajamos así porque creemos en ello. No ofrecemos lo que no está bueno. Si algo no está en su momento óptimo, no lo vendemos.
Un mes para saborear con calma
Abril no es un mes cualquiera. Es un regalo. Los días se alargan, el aire huele distinto, la luz cambia. Es el momento ideal para renovar el menú, para apostar por lo fresco, lo vivo, lo natural. Para llenar la despensa con lo que la tierra da sin prisas y sin artificios.
Es el mes para descubrir nuevas formas de cocinar verdura. Para probar una crema fría de espinacas con hierbabuena, una ensalada de habas y menta, unos guisantes salteados con cebolleta tierna. Para recuperar recetas de toda la vida o inventar otras nuevas. Porque cuando los ingredientes son buenos, todo sale bien.
Este abril, deja que la tierra te hable. Saborea sus sabores y siente sus texturas.